Abya Yala
Más que un concepto, Más que un nombre
Cuando
muchos se involucran en la investigación de la universalidad que contiene la
mística de los pueblos originarios, es común encontrarse con varios puntos, uno
es su filosofía “cosmogonía”, su territorio, sus místicas y ritualistas, sus
idiosincrasias culturales tan diversas y en especial sus idiomas. Cada
comunidad, cada país y como tal cada pueblo originarios ha mantenido de alguna
manera en términos de resistencia sus idiomas y con este todo el lenguaje
semiótico que estos contienen, esa gran riqueza de significantes y
significados, de códigos y de recopilaciones históricas que se derivan de su
pensamiento, acción y palabra.
Entender
a ABYA YALA como un simple concepto o como un parte de un nombre que delimita
algo seria quitarle valor a la filosofía que en si encierra. La palabra Abya
Yala no solo está cargado de significantes y significados que provienen de las
denominaciones idiomáticas, sino más allá, de un aglomerado de ideas, viajes,
pensamientos, luchas, resistencias y ante todo de visiones infinitas de como
los pueblos originarios se han logrado mantener desde la percepción histórica
siempre en una constante guerra contra el enemigo imperial por mantener su
raíz.
Antes de
la llegada de los invasores europeos, los pueblos originarios se plantaron en
estas tierras determinados por lo que la naturaleza propusiera a su favor o no,
fueron estos pueblos los que durante centurias lograron entender poco a poco lo
que encerraba la misticidad de la tierra, lograron entender su sabor, olor, su
austero sortilegio, pero ante todo fueron los pueblos originarios los que
descubrieron el poder enigmático que contiene la tierra. Fueron estos los que
lograron penetrar en las entrañas de la pacha y convertirla en lo que realmente
es, una diosa, reunida en la universalidad de sortilegios y estructuras del
pensamiento cósmico. Mayas, Olmecas, Aztecas, Zapotecas, Shuar, Guaraníes,
Aimaras, Kichuas, Mapuches, Chibchas, Emberas, Incas, etc. Fueron y son los
únicos que han descubriendo la verdadera raíz de estas tierras hoy llamadas mal
“América”.
Desde
siempre han sido los pensamientos extranjeristas los que han tratado de borrar
de la historia todo la memoria de estos pueblos, en un inicio, la invasión
arremete con su religión, lengua y guerra eliminando despiadadamente a los
pueblos originarios con el fin de obtener su oro, sus tierras y sus cuerpos
para poder dominar desde el dogma y la esclavitud.
Los
pueblos originarios se vieron obligados a construir y cuidar desde su
misticismo lo más valioso para ellos, su idioma y su pensamiento filosófico
(cósmico). Es por esto que ABYA YALA se ha venido construyendo como un lenguaje
no sólo de definición de un espacio y tiempo, sino de un símbolo de identidad,
respeto y resistencia de los pueblos originarios desde su oralidad, su visión y
su autodeterminación.
Como se sabe en varias regiones de este continente varios pueblos originarios han usado también sus propios lenguajes para denominar estas tierras, en el sur se hace referencia al Tawantinsuyu, en México y parte de centro américa al Anauhuac, las comunidades guaraní y Tupí lo llamaban Pindorama‑, pero es realmente la expresión ABYA YALA la que ha venido cobrando vida determinantemente como esa unión de identidad de todos los pueblos de lo que hoy se conoce como “América”.
Por otro
lado es importante mirar la necesidad que han tenido los pueblos originarios de
erradicar los lenguajes impuestos por la invasión europea, así como de
descolonizar el pensamiento que ha sido manipulado por las nuevas filosofías
occidentales que han violentado de maneras incesantes su filosofía, cambiando
su nombre, su importancia y su relevancia a lo largo de la historia. En esta
medida, occidente ha convertido el lenguaje universal de los pueblos
originarios en un pequeño aerolito de la construcción de la historia universal,
esto invisibilizando, desdibujando, desapareciendo y controlando los lenguajes
épicos de los pueblos originarios de todo el mundo. Esta invisiblización en
primera instancia parte desde dos clases de domesticaciones, la primera desde
la colonización del pensamiento y del lenguaje y la segunda desde la
domesticación y la colonización de la educción actual, conceptos como “indios,
indígena, indoamericano, entre otros” aún están en discusiones discursivas
referente al nombre apropiado para denominar los pueblos originarios. Abya Yala
en este momento se convierte en esa fractura del paradigma colonizador y rompe
los esquemas del dogma posmoderno que regula y normatiza el pensamiento de los
pueblos Originarios y sus prácticas ancestrales.
La
historia oficial o la historia de los vencedores nos muestran de acuerdo a sus
intereses hegemónicos otras realidades, ejemplo de ello, la educación
tradicional como sistema de colonización nos enseña que “américa” se da porque
antes de la invasión de colon, hubo un expedicionario llamado “américo
Vespucio” o que quizá fue “Richard Amerik” quienes fueron los autores de
bautizar este continente, lo cierto es, que de acuerdo a otros estudios ninguno
de los dos concluyó con que el nombre de estos fuera el propicio para el
territorio hasta que Cristóbal Colón lo bautizara. Otra teoría se da sugiriendo
que esta expresión fue usada por primera vez en 1507 por el cosmólogo Martin
Wakdseemüller quien se dice que fue el “primero en presentar las tierras nuevamente
descubiertas con el nombre de América y separadas de Asia”.
Hasta
este punto es notorio el choque argumentativo desde el idioma y la concepción
espiritual y filosófica. Sin embargo es innegable la importancia que le dan los
pueblos originarios a esta palabra con el fin de reivindicar sus identidades y
luchas universales, inclusive haciendo contraposición a la hegemonía
lingüística que el imperialismo occidental trajo y que en la medida que fue
fortaleciéndose desde las sociedades clasistas, burguesas e industriales
también (norte américa) constituyó como un nombre única y exclusivamente suyo.
Es decir, es común mirar como el lenguaje imperial Norteamericano desaparece
cualquier inclusión geoespacial en lo denominado “américa” y convierte esta
palabra como una unicidad y exclusividad de su espacio concreto “GOD BLESS
AMERICA” Desapareciendo así, cualquier magnitud territorial por parte del
centro y sur del continente. Es así cuando les seguimos dando razón a los
pueblos originarios sobre la necesidad de reivindicar el idioma de nuevo,
empoderarnos de esas concepciones filosóficas del idioma autónomo y por medio
de la descolonización del pensamiento volver a las raíces idiomáticas para
entender de donde somos.
“La
cultura kuna sostiene que ha habido cuatro etapas históricas en la tierra, y a
cada etapa corresponde un nombre distinto de la tierra conocida mucho después
como América: Kualagum Yala, Tagargun Yala, Tinya Yala, Abia Yala. El último
nombre significa: territorio salvado, preferido, querido por Paba y Nana, y en
sentido extenso también puede significar tierra madura, tierra de sangre”. Así
esta tierra se llama “Abia Yala”, que se compone de “Abe”, que quiere decir
“sangre”, y “Ala”, que es como un espacio, un territorio, que viene de la Madre
Grande”.
Esta
concepción (ABYA YALA) ha permitido que los pueblos originarios de Abya Yala
construyan una unidad y un componente espiritual e identitario que mantenga la
integración de su carácter epistémico, filosófico, político, pero ente todo
mantiene un carácter universal de sus luchas y resistencias contra los sistemas
hegemónicos occidentales, así como en un tiempo, calificaron de brujería,
herejía, hechicería y maldición las practicas medicinales ancestrales de
Alkebulan y Abya Yala, así como invisibilzaron la filosofía de los pueblos
originarios y sus matemáticas con nuevas posturas grecorromanas, así mismo hoy
los pueblos originarios se levantan nombrando su carácter desde el idioma que
fue asesinado, levantando las banderas de todos los pueblos ancestrales como la
Whipala, así se van alzando y reconociendo que sus pensamientos, matemáticas,
dioses, filosofías e idiomas tienen más relevancia que nunca dentro de un
sistema globalizante que día a día se ve debilitado, cuando todos los pueblos
del mundo nos autodeterminamos en nombre de la soberanía y la dignidad que paso
a paso va forjando un mundo nuevo, un hombre nuevo.
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1 Comentarios
Ni los Anahuacas vamos a abandonar el milenario sentido del Cemanahuac y dudo que los pueblos de Sudamérica abandonen el sentido de ser del Tawuantisnsuyu.
ResponderEliminarLo siento ese "neologismo tribal" de Abya Yala no va a prosperar entre nosotros, quizás entre los indígenas politizados al modo occidental que andan gestionando en la ONU o los que ignoran profundamente sus raíces suceda, pero no entre los que conocemos nuestra verdadera esencia original.
No vamos a tirar a la basura nuestro sentido histórico y cultural de ser por agradarle a una agenda política actual de "resistencia" de la nueva era.