Solo
Volviendo Todo El Territorio Un Konuko Podremos Desarmar Esta Guerra
Por El Alimento Donde Solo Los Pobres Ponemos Los Muertos Y Si Un Rico
Muere Es De La Risa...
Siempre se nos ha dicho lo que debemos
ser, cómo comportarnos, a quién seguir, lo agradecido que debemos estar
por el comportamiento de tal o cual héroe o político o gobernante o lo
que sea, que nos haya dado un plato de comida.
En
todos los vaivenes históricos se nos toma en cuenta como soldados, como
ejército, que se puede manipular y conducir al lado que deseen los
manipuladores de turno, pero en ninguno de los casos nosotros tenemos
opinión, voz, decisión, conducción, diseño político, plan, siempre
estamos apoyando, ayudando, aplaudiendo, gritando, pidiendo.
Cuando mucho somos la fuerza, volcán en erupción, rio desbordado,
tsunami, terremoto, tormenta, polvareda, incendio, siempre en calidad
destructiva, a la que se le debe temer, controlar, crearle cause,
colocarle barreras, diques, muros de contención, comprenderle, sobarle
el lomo del ego de sus individuales líderes.
Desaparecida la
circunstancia que nos hace fuerza desbordada, entonces nos volvemos los
culpables de toda la tragedia, pueblo sin control, pueblo bruto, pueblo
ignorante, pueblo de bajas pasiones, pueblo traicionero, pueblo
malagradecido, pueblo estúpido, borracho, hambriento, carterita de ron y
pan duro, pueblo miserable que le gusta vivir como vive, pueblo Juan
Bimba que no desea el progreso, la civilización, el desarrollo, el
crecimiento económico y la cultura de sus dueños.
Desaparecida la circunstancia que nos hace fuerza desbordada, nos volvemos los culpables de toda la tragedia
Pueblo, maldito pueblo, que te necesito sólo como esclavo, ¿por qué no
te callas, por qué no te quedas dormido, por qué no te calas el látigo
en silencio, por qué no te arrumas en tu barraca, vereda, rancho,
favela, villa miseria, barrio, y te comes calladamente tu maldita arepa
de bagazo, tu bola de fraile, tu mandioca, tu tortilla?
¿Por
qué, por qué, maldita sea, tienes que estar hablando, discutiendo,
proponiendo en estas calles revolucionarias del planeta, por qué no te
quedaste callado, como en el trabajo, que es tu único papel en la
historia de los tiempos y debes hacerlo bien, sin necesidad de regaño de
supervisión, porque en eso se gasta mucha plata?
Coño, pueblo,
por eso es que siempre te hemos escoñetado, no porque seamos dueños, o
porque no te queremos, o no te valoramos, es porque tú no haces caso y
siempre la andas cagando. Ponga cuidado y siempre será un buen esclavo,
no se desvíe, que vamos por buen camino.
Pero los pobres
sabemos que todos los caminos son los del odio, los del huir, los de la
búsqueda, los de la pérdida, los del olvido, los del deseo, los de la
ausencia, los de la soledad, los de la carencia, los del desalojo, los
de la precariedad, los de la esclavitud.
Caminos de la
ignominia, por dónde vamos, desahuciados, braceros, desplazados,
olvidados, robados, estafados, ausentes, solos, despachados, botados,
despedidos, falsos positivos, masacrados, precarios, perdidos, odiados,
perseguidos, buscadores, ilusionados, obstinados, carentes, que
eternamente somos alejados de las riquezas que producimos, en la
creencia de que es el destino, el azar, o el dios que nos pone a prueba
antes de disfrutar de la vida feliz, que no existe en la eternidad, pero
que en su nombre nos engañan y se enriquecen los dueños de las
iglesias, mientras nosotros vemos a los dueños del planeta contar y
apostar en las bolsas de valores, la energía y el sudor robado a nuestra
miserable existencia.
Nosotros los pobres sólo sabemos, ahora
en revolución, lo que intuíamos: que la filosofía tradicional que
justifica al mundo burgués, que la política, que el arte, que su
imaginario, códigos, claves, escuelas, fábricas, ejércitos, toda la
institucionalidad establecida, toda la ilusión, toda la esperanza, toda
la fe del mundo burgués, no nos servían para nada; que ninguna
representatividad iba a resolvernos el problema.
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